sábado, 25 de enero de 2014

Filípides y la leyenda de Maratón.







Todos conocemos la leyenda de Filípides y la batalla de Maratón:

Y a mi que este Filípides me suena...
     “Filípides, después de participar en la batalla de la ciudad de Marathon, recorrió los 38 kilómetros que separa a esta de Atenas para anunciar la victoria de las tropas atenienses sobre las persas. Cuando llego a la ciudad solo pudo decir “hemos vencido”, y cayó muerto.”


Y es sobre esta leyenda que se crea una prueba olímpica…

     “El barón de Coubertin incluyó, pese a no corresponder a ninguna prueba atlética de la antigüedad,  en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, año 1896, una carrera de 41 kilómetros y 800 metros; inspirada por un poema romántico de Elizabeth Brownin, “The Batlle of Maratón”, obra de gran éxito donde se recogía, y afianzaba, la leyenda de Filípides tal como la conocemos en nuestros días.”

Pero la historia real de nuestro héroe, Filípides, es diferente. De hecho no participó en la batalla de Maratón, aunque sí tuvo un papel en esa historia….

     “En el año 490 a.c., el rey persa Darío I manda a sus ejército partir para conquistar Atenas, es la Primera Guerra Médica. Seiscientas  naves, comandadas por los generales Datis y Altafernes, llegan a la bahía de Maratón con  veinte mil soldados persas a bordo. La intensión es dirigirse desde allí a Atenas por tierra para conquistar la ciudad. 

Estos griegos...
     Cuenta Heródoto, que los atenienses viéndolas venir, decidieron mandar a un hemerodronoi  (soldado corredor-marchador de largas distancias, usados como mensajeros en el terreno montañoso de Grecia), para que solicitara ayuda a Esparta, pueblo  guerrero por excelencia. Le fue encomendada la misión al soldado Filípides, que ni corto ni perezoso, se colgó su arcos, las flechas, espada y honda (había que defenderse por el camino de bandidos, lobos y animales salvajes), y se dirigió, sin un triste acuarius que echarse al bolsillo, hacia Esparta, a unos 1200 estadios (unos 220 km.) de Atenas. 

     Salió al amanecer, llegando a Esparta al anochecer del segundo día, vamos unas 42 horitas. Cuando llegó Filípides, Esparta estaba en plena celebración  festivo-religiosa (la Karmeia), por lo que no podían combatir hasta la siguiente luna llena (los que habéis visto “300” ya sabéis de que hablo). Nuestro héroe, se tuvo que dar la vuelta con  la negativa. Otros 220 kilómetros del ala. Ahí es nada. 

     Pero Milciades II (también llamado “el Maratonómaco”), político y general ateniense, no espero la respuesta, el tiempo apremiaba, y, con la mitad de tropa que los persas, se dirigió hacia Maratón para atacarlos. Ya se sabe: no hay mejor defensa que un ataque, y quien da primero da dos veces, etc., etc. El caso es que ganó la batalla, y nuestros amigos Persas tuvieron que volverse por donde habían venido.

     Eso sí, diez años después el hijo de Darío I, Jerjes I,  volvieron con 300.000 soldados a vengar la derrota sufrida en Maratón. Fue la Segunda Guerra Médica, y aunque nuestro amigo Leonidas I los entretuvo en las termopilas durante tres días con tan solo 300 espartanos, 700 tespios, y 400 tebanos (que no solo se batieron el cobre en las Termópilas los “300” espartanos), al final Atenas fue invadida e incendiada. Pero esto es otra historia.”

Primeros participantes en una maratón. Finales del siglo IXX
Pues parece ser que los historiadores del momento y lugar, no hacen mención alguna sobre nuestra “leyenda”. Es quinientos años más tardes cuando Plutarco (bonito nombre) hace mención a la marcha desde Maratón a Atenas, aunque atribuyéndola a Eucles o Tersipo. Un siglo después, el escritor Luciano de Samosata,(125, 181.), es quien nombra ya a Filípides, y nuestra amiga Elizabeth Brownin  termina popularizando la leyenda en su obra “The Batlle of Maratón”. Aunque, como hemos podido comprobar, la realidad supera a la ficción… en 400 kilómetros (Atenas-Esparta-Atenas) que fueron los que se "calzó" realmente Filípides.



Por cierto, No fue hasta los Juegos Olímpicos de Londres de 1908 que la distancia de la carrera pasó a ser de 42 kilómetros y 195 metros. Era la distancia entre Windsor y el estadio olímpico, y creo que de aquella primera maratón aún quedan un par de ellos que siguen corriendo, a las pruebas me remito (mírese la foto).



,,!,,

1 comentario:

  1. Oh!! me ha encantado esta entrada. ¿Por qué será? Toda historia griega siempre será para mi algo digno de saber y estudiar, es muy interesante. Un pequeño apunte que si no hago no sería buena historiadora, creo que es Carneia o Carnea no Karmeia.

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